EL ARQUETIPO MASCULINO

 

El arquetipo masculino corresponde a patrones potenciales en la psique y hacen referencia al padre, al sol, al cielo, la energía yang. Es así desde todas las cosmovisiones, paradigmas y puntos de vista. Todas las sabidurías coinciden en la importancia de integrar, sintonizar y armonizar los arquetipos masculino y femenino. Lo cual se traduce en abrazar todas nuestras partes para llegar a la plenitud de Unir ambas esencias.

Hoy hablaré sobre el arquetipo masculino y las cualidades que simboliza.

Según Bert Hellinger, lo masculino, representado por el padre. Esta energía nos permite reconocer límites, nos ayuda a saber de dónde venimos, a dónde vamos y hasta dónde podemos llegar.

La energía del padre permite iniciar y concretar proyectos. Su trabajo con las constelaciones familiares se ocupa, entre otras cosas, de propiciar la reconciliación interior de las energías paterna y materna. Con la intención de dejar de culpar nuestros reflejos no sanados en las personas con las que nos relacionamos.

Las propiedades del arquetipo paterno se necesitan para poner en acción algo concreto, productivo, la fuerza y la claridad que permiten aterrizar y materializar la creatividad propia que aporta lo femenino.

También permite salir del hogar materno y avanzar hacia la madurez, hacia una nueva relación, tal vez hacia nuevos trabajos, hacia un nuevo país, emigrar, viajar, conocer otras partes del mundo. Esto gracias a la capacidad que tiene lo masculino de cortar con aquello que nos impide avanzar, movernos y crecer.

El padre da, pues, fuerza de avance para romper barreras y el pensamiento lógico matemático. En consecuencia, el no tener fortalecido este vínculo con el padre, mirar hacia adelante, hacia el futuro, se hace difícil.

Reconocemos en lo masculino las cualidades de la presencia, el enfoque, la claridad, la acción. Además el empuje, la determinación, el impulso necesario para elegir una nueva dirección, bien sea para proyectos, emociones, hábitos o pensamientos.

Nos da la fuerza para decidir propósitos mas allá de los automatismos establecidos. Este arquetipo también se relaciona con la competencia de saber decir NO.  Refiriéndose a  la capacidad de poner límites sanos y cortar con ciclos o hábitos que se repiten sin nuestra decisión consciente.

Es decir, la sensación de bloqueo, de falta de movimiento, la resistencia a un cambio, a la implantación de nuevos hábitos. Estos hábitos nuevos  que permiten que entre la nueva situación cuando decides cortar con la antigua. También el tener miedo a decir No y la dificultad para expresar lo que sentimos.

Todo esto está relacionado, de igual manera, con la carencia, desarmonía, desequilibrio o no integración de este símbolo arquetípico del padre en nuestra configuración.

En la cultura tántrica, el principio masculino, denominado SHIVA, es la conciencia, la presencia que observa.

El propósito de sus prácticas apunta a desarrollar internamente tanto el yang que simboliza el arquetipo masculino, como el ying que simboliza el arquetipo femenino, con la última finalidad de llegar a la unidad del ser completo.

La parte primordial de este entrenamiento es cultivar primero el expandir y abrir el corazón, despertando y originando la energía del amor y la compasión, el principio femenino, denominado Shakti. En este proceso generador participa Shiva con la conciencia y la presencia.

La conciencia ayuda en la decisión de refinar el estado interno, eligiendo la opción de expresar y compartir el amor iniciado en un@ mism@ con el/la otr@.

Uno de los principios básicos en la magia del tantra es que gobiernen la presencia y la consciencia por encima de que lo haga el desarrollo de un hábito condicionado ya que el desequilibrio de la masculinidad, cuando no está sintonizado con el cuidado de lo femenino, destruye el planeta.      El exceso de dominación de la mente, del poder, del tener y del creer, destruye la vida.

TE BENDIGO, TE HONRO, TE AMO, PADRE. GRACIAS POR TU VITALIDAD Y TU ALEGRÍA. MI GRAN MAESTRO.

Con cariño

Genoveva Martínez